Pueblos hechos de libros

Primera Página. Foto: Fidel Raso. 
Los pronósticos apocalípticos en los que el e-book fulminaba al papel están lejos de cumplirse. Lo electrónico pisa el freno y los libros tradicionales encuentran kilómetros de espacio. Es el auge de las ‘book towns’

Las previsiones están a punto de fallar. 2017 es el año en que supuestamente el libro electrónico superará en ventas al de papel en Estados Unidos. La convulsión del mercado editorial se ha quedado en papel mojado. El e-book está en fase de desaceleración. Hasta los más jóvenes se encargan de ello. El 73% de los lectores entre 16 y 24 años afirma preferir el papel. Un marco idílico para el auge de las villas del libro o ‘book towns’.

Son el resultado de un movimiento surgido en los sesenta para reflotar pueblos agotados económicamente. Zonas rurales de interés histórico que centran su actividad principal en la literatura: librerías –principalmente de ejemplares antiguos, raros o de segunda mano–, encuentros literarios, ferias… El sueño romántico de un ‘hipster’ o la peor pesadilla de un ‘millennial’. Hoy las ‘book towns’ son foco de turistas y bibliófilos.

Urueña. Foto: Fidel Raso
La primera fue Hay-on-Wye, en Gales, Reino Unido, inaugurada en 1962 por Richard Booth. Su objetivo era aunar “el desarrollo rural sostenible con el turismo”. Con la intención de trasladar el modelo a otros países creó el organismo IOB, encargado de unificar criterios. Como actividad principal constituyó el ‘Hay Festival’, un encuentro literario que se realiza desde hace 27 años de forma paralela en varias villas.

Inés Toharia e Isaac García vivían cerca de Gales cuando conocieron a Booth. Comenzó a rondarles la idea de ser libreros. Una oportunidad que vieron clara cuando España quiso crear su propia villa del libro. El lugar elegido fue Urueña (Valladolid). Allí, en un pueblo amurallado medieval de apenas 200 habitantes crearon su librería, ‘El Grifilm’, especializada en cine. En total ya son ocho. La última incorporación es ‘Primera Página’, de Tamara Crespo y Fidel Raso, especializada en periodismo, fotografía y viajes. “Se respira el espíritu de recogimiento que requieren los libros, la lectura”, explica Crespo. “Es una villa del libro cargada de historia; vienen bibliófilos sin las prisas de la ciudad, y cuentan con la atención personalizada de las librerías pequeñas”.

Clunes Book Town.
Una de las más importantes de Europa está en Redu, Bélgica, muy cerca de Luxemburgo. Noël Anselot la fundó en 1984, cinco años después de visitar la de Gales. Este pueblo de 500 habitantes cuenta con una veintena de librerías, ubicadas en casas o graneros antiguos. Algunas llevan nombres de libros de culto como Fahrenheit 451. Pero aquí los adoran en lugar de quemarlos.

Clunes, en la región australiana de Victoria, nació como la primera ‘book town’ del hemisferio sur y celebra festivales literarios temáticos. Además de las librerías pueden visitarse viñedos, clubes de coches de época y un yacimiento de oro. En sus ferias del libro, el turismo aumenta un 20%.
En Malasia se encuentra desde 2007 la primera del sureste asiático, Kampung Buku, de creación estatal y con un área dedicada a libros que hablan del país. Tienen 15.000 ejemplares en venta. En Corea del Sur, cerca de Seúl, nació la villa de Paju. Un lugar marcado por los conflictos bélicos que vio en las ‘book towns’ un modo de “recuperar la humanidad perdida”.

Francia, Italia, Alemania y Estados Unidos se suman a la lista. En total, 17 ciudades dentro del IOB y una treintena no oficiales han demostrado no solo que el papel no tiene intención de desaparecer, sino que puede ser el mejor reclamo turístico. Pueblos hechos de libros, pueblos renacidos sobre el amor a las letras.

Reportaje publicado en Passenger6A