«Yo creo que a todo el mundo le gusta el cine», asevera él. La diferencia es que a Ian Querejeta, más que gustarle, le apasiona. Claro, que, como se entreve por su apellido, le viene de familia. Este quinceañero madrileño ha crecido rodeado de cámaras. Además de su abuelo, el productor Elías Querejeta, su madre es la directora de cine Gracia Querejeta, que debutó con trece años, y que ha dirigido películas como «Siete mesas de billar francés» o «Héctor». De esta última son, precisamente, los primeros recuerdos que Ian tiene asociados a un rodaje: «Yo tendría siete u ocho años cuando estuve en esa película, y son de entonces mis primeras imágenes relacionadas con el cine de mi madre». Y es que allí nació su amor por el cine: «Desde muy pequeño, iba a los rodajes y todo me parecía increíble».
Antecedentes no le faltan, pero Ian asegura que su familia no le ha presionado nunca: «Me he educado como un chico normal y corriente. Lo único que mi familia hace es aconsejarme de vez en cuando». Aunque después de quedarse pensativo, matiza: «Aunque imagino que a mi madre le gustará que siga sus pasos».
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