Carmen Fuentes, Javier Reverte, Beatriz Cortazar y Mikel Ayestarán

Habla apresurada y mostrando mucho sentido del humor, como si todo hubiese sido un camino de rosas. Y no fue así, de hecho, la última -y ni siquiera la nombra- fue la que le hicieron hace unos meses, cuando fue una de las periodistas afectadas por el ERE de ABC. Pero de eso no quiere hablar, prefiere contar mil y una aventuras de los más de cuarenta años en la empresa, en su casa.
Carmen Fuentes tiene un aspecto jovial aunque debe rondar los 60 años. Es la primera visita de la semana y nos habla del género de la entrevista. "¿Qué es lo primero que hace al levantarse?, le pregunté a Andy Warhol", nos relata, "y él me contestó: pis". Halaga a Julián Marías y critica a las folclóricas y recuerda con añoranza sus primeras entrevistas: "mis primeros ridículos, me decían: entrevista a... y no me daban tiempo ni para enterarme de a qué se dedicaba el entrevistado... y con lo poco que yo sabía entonces.... Tenía que improvisar... pero la improvisación es sinónimo de fracaso, hay que prepararse las entrevistas a fondo....", y continúa, enlazando anécdotas y consejos, casi sin respirar, provocando carcajadas con sus historietas y desabrochando recuerdos: "O como una vez, que Vargas Llosa me dijo que solo podría entrevistarlo durante cinco minutos. Yo le dije que sí, que me llegaba... y luego, cuando me vio llegar con mis más de 40 preguntas, no quiso detenerme con lo que yo me lo había preparado, más de una hora estuve entrevistándolo".
Insiste en que la timidez no es buena amiga de los periodistas, en que es imprescindible respetar los "of the record" y en que esta profesión te permite ver la obra desde el mejor asiento del patio de butacas. Y antes de marcharse a su Segovia natal, deja una definición en el aire que da que pensar: "La entrevista es un entre paréntesis".  

La segunda visita de la semana sabe a África y a Alaska, lleva siempre con él una libreta y dice que viaja siempre solo para que no le distraigan los comentarios. El escritor Javier Reverte nos habla del reportaje, "la columna vertebral del periódico".
Dice que para escribir necesita partir de la realidad, aunque escriba novelas, y se lamenta de que los periódicos estén llenos de "personas tristes perdidas por los despachos, de jefes frustrados". Nos habla de la guerra y nos cuenta alguna anécdota, como la de "una mujer que me dio todo su dinero para que yo, que iba a la guerra, buscase allí a su marido y se lo entregara. Y yo le dije a la mujer: pero, señora, ¿Cómo se fía de mí? ¿Y si me quitan el dinero en la aduana? ¿Y si no encuentro a su marido? ¿Y si no soy de fiar y me quedo con todos sus ahorros? Y ella me contestó: la guerra nos ha enseñado a confiar en los desconocidos y a desconfiar de los conocidos". 

Y también él, como en la anterior visita, vincula el periodismo con la observación constante, " es ver la vida desde los balcones del alma, y desde los mejores escenarios".

Cambiamos de tercio nuevamente y la tercera visita va subida en unos altos zapatos de tacón. Está decidida a defender su género periodístico y a eliminar de él todo prejuicio defendiendo que "no todo puede meterse en el mismo saco". Beatriz Cortazar es tertuliana de los programas del corazón, escribe la sección más leída de ABC, la columna de corazón, y viene a hablarnos del periodismo rosa.
Nos deja dos cosas claras, la primera: "hay mucho intrusismo"; la segunda: "no podéis olvidaros que no somos amigos de nadie". Y además de la operación de Belén Esteban, nos cuenta que "yo fui la que destapó el caso de abusos sexuales que denunció Lydia Bosch"... (Cuidadín con meterse con Lydia...)
Mikel Ayestarán supera por poco la treintena y encaja con exactitud en el perfil de periodista orquesta. No es el primer corresponsal/enviado especial/periodista de guerra que viene a vernos, pero es, o al menos aparenta, de los primeros con principios, con ética.
Viene a hablarnos de los enviados especiales, de la precariedad de su trabajo y de la necesidad de hacer de todo un poco. Para ello, nos cuenta algunas de las notcias sobre las que ha informado y nos las presenta en diferentes formatos, explicándonos cómo las trabaja para televisión y cómo lo hace si van para prensa. Es muy pragmático y su intervención se convierte en una de las charlas de las que más aprendizaje práctico sacamos. Además es muy ilustrativo y nos enseña, por ejemplo, una foto con todo el material que siempre le acompaña en los viajes y que siempre tiene preparado por si, en el momento más inesperado, sucede algo que le obligue a irse.
Como curiosidad, todo el material lo lleva por duplicado: máquina  fotográfica, pie, objetivos y zoom, luz, cableado, micrófono, teléfono por satélite, portátil, pilas, baterías... Además de una resistente mochila que resguarde bien todo ese material.
Nos insiste en la importancia de ir seguros, de ir para informar, no para hacer el héroe, y recuerda que "antes que periodistas, somos personas". (Parece lógico, y qué pocos lo llevan a la práctica)

Carmen Fuentes, Javier Reverte, Beatriz Cortazar y Mikel Ayestarán. Cuatro periodistas que trabajan un periodismo muy diferente. Y a pesar de esas diferencias, todos coincidieron en señalar la necesidad del respeto, el deber de informar, la importancia de la curiosidad. Y los cuatro tuvieron un visible nexo común: se iluminaron cuando hablaban de su oficio, al que defienden por encima de todo, ya que para ellos representa su propia dignidad.