Y con el tema «Vuelvo»... volvió a Madrid. Ismael Serrano ofreció anoche un concierto en una casa construida para su público, que desde hacía días había agotado las entradas.
Con sombrero negro que pronto dejó en el perchero y traje marrón, en un decorado con barra de bar, bola del mundo, cuadro en la pared y sofá granate invitó a todos a pasar a su salón. Sobre el escenario, combinando ternura y comicidad, el cantante recreó la historia de su comunidad de vecinos, como la de la señora Maruja, una anciana que aún recuerda aquel día, en el que,«con quince primaveras y pocas mentiras que contar», soñaba con ver el mar...
De este modo, animó a su público a jugar a los cuentos, a conocer las historias que daban pie a las canciones, ofreciendo así un concierto en dos vertientes: uno agradable para cualquier público; otro exquisito, lleno de guiños, para sus fieles, que podían leerlo (o escucharlo) entre líneas.
Se entregó y, como prometió, sonrió más a menudo y dejó en el descansillo el talante melancólico al que nos tiene acostumbrados. Al fin y al cabo, no podía omitir el título del disco que presenta en esta gira: «Acuérdate de vivir». Así, el espectáculo se convirtió en una oda a la esperanza. Música como utopía, la de un hombre que se presentó con una exclamación: «¡No soy más de lo que ves!»