Elvira Lindo: «No es una autobiografía, pensar eso le quita valor a mi trabajo»


Ella espera sentada, pizpireta, sonriente; tal y como uno se imagina que es Elvira Lindo. Se levanta y saluda con dos besos formales. Dan ganas de alejarse de lo establecido, como pasa con las personas con las que se tiene mucha cercanía, con quienes los formalismos no tienen cabida. Igual que le ocurre a Antonia. «Tuve el impulso de abrazarla», dice al reencontrarse con una vieja amiga, en el primer capítulo de la novela, la protagonista de «Lo que me queda por vivir».


«Esta cercanía que se genera con mis lectores es algo más que familiaridad –explica Lindo–. Hay escritores que ponen a su lectores por debajo, admirándolos. Yo contesto escrupulósamente a todas las cartas, me mandan besos, establecen conmigo una relación de cariño, quieren protegerme… Lo que escribo transmite mucho de mi caracter».

Y es que esta novela tiene mucho de la escritora, mucha pasión, mucha entrega, vocación, trabajo, tiempo… lo que no quiere decir, se apresura a aclarar, que Antonia sea ella: «Claro que mis recuerdos tienen mucho peso, retrato un Madrid que yo conocí y viví muy activamente, conozco el paisaje y el momento a la perfección, pero esto no significa que sea una novela autobiográfica. Pensar eso le quita valor a mi trabajo. Juro que si hubiese querido escribir unas memorias, lo hubiese hecho. Pero esta novela tiene una estructura y un tiempo literarios, una selección, un sentido. Lleva al lector por un camino».
 
Por ese sendero, Antonia, una locutora de radio de 26 años, recién separada y con un niño de cuatro años, Gaby, exprime su confusión en el hervidero emocional que era el Madrid de los años ochenta. Partiendo de ahí, la historia se estructura en ocho capítulos: «No tiene exactamente un argumento, son retazos de vida, recuerdos que dan la sensación de una época en la vida de una persona. No está contada de manera lineal, es más como si fueras entrando en una vida por momentos, donde no importa sólo lo que se cuenta, sino también lo que no».
 
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