
Es una de las premisas que la religión judía dicta a sus fieles. ‘Casher’, del hebreo, o también conocido como ‘kósher’, significa ‘correcto’, y es aquello que cumple los preceptos, según se recoge en el Levítico 11, de lo que los hebreos pueden o no comer.
“Por eso, en nuestro negocio, tanto la comida como la bebida tienen la etiqueta ‘casher’, añade Amar, “así nos aseguramos de que unas galletas no tengan manteca de cerdo o que una sopa no lleve colorante animal”.

Salud Tejero, comercializa alimentos entre esta comunidad. Antes de su apertura, hace seis años, tenían que desplazarse para comprar a Málaga o a Marruecos. Ahora, la mayor parte de los productos proceden de Israel o Francia, lo que encarece los costes.
En cuanto a carnes, también se establecen restricciones. Solo se pueden comer los animales que tengan las pezuñas partidas en dos y sean rumiantes. Por ejemplo, son ‘casher’ los vacunos y los ovinos, pero están prohibidos, son ‘taref’, los porcinos, los conejos o los caballos. Además, entre los animales permitidos hay que seguir un procedimiento específico a la hora de prepararlos: los pulmones y el cerebro no pueden tener tumores, el animal debe ser sacrificado por un matarife apto, se le deben apartar las venas y, tras deshuesarlo, debe estar media hora en agua y una hora en sal, y luego enjuagarlo tres veces.
Otros productos están señalados con la tarjeta ‘Parve’. Significa que no tienen leche. “Porque si queremos tomar leche o derivados después de haber comido carne, tienen que haber pasado, al menos, seis horas”, explica Amar.
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