Cuando el Periodismo es una vocación

Retazos de un pasado apasionado, que una encuentra en viejos diarios (de hace una década)
"Me llamó Jorge. Había escuchado que estaba habiendo un incendio. Se lo dije a mi jefe, y aunque desconfiado, me dijo que me acercara. Recogí a Jorge y nos fuimos a donde creíamos que era. Al llegar, comenzamos a ver a algunos bomberos. Gente gritando, desconcierto... Entramos a preguntar. 

Estaban reagrupando a las familias desalojadas por el fuego. Justo a nuestro paso cerraron el acceso. 

Me llamó mi jefe: “Es cierto lo del incendio pero no dejan entrar a nadie”. Le contesté que yo ya estaba dentro. Después apareció el alcalde y, a regañadientes, me hizo algunas declaraciones. 

Eran mis primeras semanas de prácticas y estaba publicando en portada. Cuando me desperté, aún con la euforia en el cuerpo, tenía –creo que del propio desborde emocional–, 38 grados de fiebre. Mi madre me dijo que me quedara en casa, pero cómo iba a quedarme en la cama con la noticia del verano en la calle. 

Jorge y yo nos fuimos a seguir investigando. La puerta del ayuntamiento era un hervidero de personas enfurecidas esperando al alcalde. “¿Dónde está? Tiene que aparecer, lo pone en el periódico”, gritaban alzando mi reportaje como prueba. Los del Ayuntamiento se justificaban diciendo que el periódico se lo había inventado y yo, que contemplaba la escena sin que nadie supiera que era la que firmaba el polémico reportaje, decidí dar la cara. 

Pensé que me iban a acabar pegándome. ¡Cómo para decirles que era becaria! Con el ambiente más calmado, y a solas, el alcalde me reconoció lo publicado. Yo estaba eufórica con mi logro, tenía pruebas de la verdad. Me sentía tremendamente emocionada y la fiebre continuaba subiéndome. Fui entonces a hablar con otro de los vecinos, y, en ese momento, me desmayé. Estaba blanca y ardiendo... 

Me habían desbordado las emociones, esta pasión por el periodismo". 

Julio 2007 (22 años) Huelva.