El mamífero nacimiento de Darío


Un parto instintivamente mamífero nos llevó al encuentro de Darío el 17 de febrero de 2018, hace un año. Un parto feliz y rápido (apenas cinco horas entre la primera contracción y su nacimiento) en el que ambos estuvimos conectados durante todo el viaje. Yo, que tenía planeado al detalle qué haría durante la dilatación -bailar, cantar, baño caliente, infusiones…- y que sabía con exactitud cómo quería parir -habíamos pedido bañera-, tuve que alejar mi estado mental para dejarme guiar por un cuerpo que clamaba verticalidad y ritmo. ❤️
Dejaba que el dolor se expandiera por todo mi ser. Para después, en los minutos de tregua, respirar y serenarme, conectarme conmigo y con Darío. Nada de lo ideado me servia, pero tampoco lo necesitaba. Era mi cuerpo el que me hablaba y yo solo tenía que escucharlo y dejarme guiar por mi propia naturaleza. Ser mamífera. ❤️ 
Afortunadamente, tenía conmigo a Jeza, que fue capaz de sostenerme y abrazarme cuando yo la necesitaba, pero también de darme espacio. Y de ser la mente por las dos, de agarrar el coche y hacer en 10 minutos un trayecto que se tarda 25 mientras veía como Darío empujaba porque quería salir ya. ❤️ 
Darío tenía prisa y no quiso que llegáramos a paritorio. Ni epidural, ni piscina, ni monitorizacion, ni camas. Dijo salgo y salió. Gritaron "tiene la cabeza fuera” y Jeza instintivamente metió la mano para sostenerlo y que el niño no se cayese al suelo. Sentí a Darío salir. Nuestro hijo había llegado al mundo. 
❤️ Tuvimos la fortuna de pasar solos las tres siguientes horas, piel con piel, haciendo florecer esta maravillosa lactancia que se mantiene hasta hoy. 
❤️ En el informe pone que llegué al hospital a las 4.20 y que a las 4.30 nació Darío. Fue un parto rápido e intenso, maravilloso. Solo necesité escuchar a mi propio cuerpo. Mi mujer nos sostuvo. Nuestro hijo sabía nacer y yo sabía parir. Y juntos hicimos este camino. Un camino que hoy celebramos porque la vida hay siempre que celebrarla. Gracias Darío por elegirnos como tus mamás. ❤️