La sostenibilidad de las empresas y la apuesta por una economía verde se ha convertido en el único camino posible en el mundo empresarial si queremos poder tener un planeta que dar en herencia a nuestros hijos.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible es un acuerdo aprobado entre todos los Estados Miembros, mediante el cual se comprometen a llevar a cabo las acciones necesarias para hacer frente a los retos sociales, económicos y medioambientales de la globalización.
Para ello se prioriza el fin de la pobreza; la igualdad entre las personas en todos los ámbitos, con especial hincapié en la igualdad de género; el poner en el centro la salud y el bienestar; apostar por una educación de calidad: abogar por cifras de hambre cero, y proteger el planeta, asegurando la prosperidad mediante el agua limpia, un saneamiento real y la necesidad de transitar hacia una protección medioambiental integral de nuestro mundo.
Dentro de estos retos, en el camino hacia un mundo más “verde”, juegan un importante papel las empresas y los emprendedores. Invertir y reconducir el mercado hacia esa economía denominada verde, y crear empresas que sean por encima de todo sostenibles, es el único camino posible si queremos que el planeta siga sobreviviendo y que nuestros hijos y nietos tengan una tierra que transitar.
Ante esta necesidad, las Cámara de Comercio de muchas localidades están ya formando a los empresarios en esta materia, los denominados campos de la “economía verde y azul sostenible”. Son servicios que prestan a los autónomos para validar sus proyectos antes de llevarlos a la práctica, asesorándose previamente de de todas las cuestiones ambientales que puedan afectar al funcionamiento de un negocio. Se trata de promover desde estos organismos la apuesta por ideas innovadoras que se basen en la sostenibilidad y los empleos verdes.
Formaciones que incluyen no solo las recomendaciones para crear empleo y empresas sostenibles, sino también las obligaciones, como son las certificaciones ambientales exigidas.
Este sector, además de ser necesario, está respaldado por numerosas subvenciones a nivel europeo, y se vislumbra con importantes oportunidades de negocio. En ese sentido, la inversión verde se ha convertido también en un importante nicho de mercado en el que crecer económicamente, al mismo tiempo que se da apoyo a las empresas que quieren nacer o crecer en esa línea.
Se trata de invertir en empresas que tengan un compromiso real con el cuidado al medio ambiente y que busquen mejorar el mundo, hacerlo sostenible en el largo plazo y atraer un impacto social positivo. Con estas inversiones, las empresas obtienen recursos económicos para desarrollar sus proyectos sostenibles. Mientras, el inversor se enfrenta a la aparición de negocios emergentes que están creciendo exponencialmente en los últimos tiempos.
En definitiva, apostar por lo "verde"; por empresas que fomenten la reutilización y el reciclaje; por la creación de productos biodegradables; por la presentación de prototipos que naveguen hacia la sostenibilidad, etcétera, no es solo una oportunidad de negocio, real y creciente; sino que es además la única vía posible si queremos seguir sobreviviendo como especie.
Artículo publicado en Qrónica